
Mi abuela tiene 70 años. También tiene celular, novio y entradas semanales al boliche de la tercera edad. No sabe usar internet pero ya no se asombra con él, nos acompaña en la charla y da su voz cuando ella tiene relevancia.
Me imaginé que a más de la mitad de mi vida me cambiaba de país. Solo. Y otra vez, yo que había logrado manejar absolutamente todo, tener que volver a aprenderlo. Usos, costumbres y cosas del buen o mal gusto... y la admiré.
Admiré a la vieja por esa capacidad que tiene de hacer propio este mundo ajeno. Un mundo dominado por la efervecencia y no, por la plenitud.
Ahora, en este mismo momento, ella se está acostando. Ha tomado sin embargo su "pastillita" para dormir: nosotros apagamos todas las luces pero le parece que queda prendida una, al fondo, muy al fondo que no quiere apagarse.
2 comentarios:
Qué lindo! pero sabés qué es lo que más me gusta? Ver cómo este blog va creciendo y cómo lo vas llenando! En realidad,que te estás dedicando más seguido a ese ratito que tan bien te hace y tanto te apasiona!
De una! asi es! sabes que me da vida esto, gracias por ayudarme a promoverlo.
T amo
Publicar un comentario