lunes, 6 de julio de 2009

Una historia universal


Fumarme un cigarrillo me sentaría bien, aunque no fumo. Recuperar la respiración, poco a poco, hablar, al menos una palabra, che:
-Qué lindo ¿no?-
Sí, me dice ella. Lo dirá pero está en otra cosa, quizás en la misma que yo. Pensando en ella, en su rosca y en mí, qué linda está. Las piernas. Suaves. Suave su mejilla. Pará de respirar, la vas a atormentar, ella ya está bien.
-Me fumaría un cigarrillo-
-Yo no-
Me encanta cómo es, viste qué sinceridad. Limón, no, no le digas eso, ahora no da. Pasividad. Olor, el olor, ese olor, por el olor me voy a acordar. En un lugar, leí que la gente para despertarse se dice recuérdenme a las nueve, qué estas pensando boludo. Primera vez. No, por Dios no te podés apoyar así, me vas a matar...
-¿Tenés frío?
-Un poco-
Qué pena que no tengo calefacción, lo entenderá, el chiste de ... no, no. Está mirando hacia algún lado, mira hacia adentro, ¿recordará?Después de todo para ella es importante también. Vos sos el pensativo, se debe estar aburriendo.
-Qué lindo que sos- dijo la chica.
Me muero, pensó él.
Voces y palabras que superpueblan ese mundo reducido que nace en los asientos traseros de un auto con los vidrios empañados.

3 comentarios:

Monserrat dijo...

La incertidumbre y la duda se construyen sin palabras, y se disuelven con una frase o una mirada.

Seba, cada día me gusta más cómo escribís :) Te debo un mail para actualizarte un poco!

Beso grande!

Sebastián Goiburo dijo...

ok lo espero!
un besote

Simonne dijo...

Poco se las puede dominanar, aquellas palabras que sugiere en encierro y el golpeteo de la lluvia.
Un abrazo!
:)